miércoles, 14 de enero de 2009

"Globalización de la Pobreza"

Chile ha venido bajando los niveles de pobreza de manera sostenida, llegando a disminuir más de la mitad en los últimos 20 maños. El elemento determinante fue que durante esos años Chile tuvo un acelerado crecimiento económico, tal vez la década de más rápido crecimiento en nuestra historia económica. Si a ese rápido crecimiento se agrega un conjunto de políticas públicas en salud, educación, vivienda, infraestructura, etc., más la focalización de determinados programas, tenemos como resultado esa reducción en los niveles de pobreza.


Sin embargo, creo que reducir nuevamente a la mitad la pobreza, es aún más complejo, en el sentido de que buena parte de los instrumentos que se utilizan se hacen más complejos y difíciles de implementar. Por lo que se hace más definitorio hoy acceder a un salto de tipo cualitativo en las políticas de reducción de desigualdades. De esta forma, si la concentración del ingreso nos lleva a una concentración del acceso a la información y al conocimiento, estaremos aumentando los niveles de desigualdad futura.


La superación de los actuales niveles de pobreza requiere tanto crecimiento económico como políticas públicas bien focalizadas, que estén dirigidas a no seguir aumentando la brecha entre una elite que todo lo sabe y una población que no entiende el mundo en que vive, puesto que no tiene acceso a las herramientas para ello.


El acceso a la tecnología es determinante para insertarse dentro de los flujos de información y la generación de conocimiento. El acceso a la tecnología y el grado de apropiación y sentido de uso que el usuario desarrolle, determinaran quien forma parte o no, de la Sociedad de la Información.


Es tal la seriedad e impacto del tema de la apropiación, que toda la inversión en TI (infraestructura, gobierno electrónico, desarrollo de contenidos, etc.) puede no llegar a estar al servicio de los grupos más vulnerables si éstos no se encuentran oportunamente preparados para asumir dichos desafíos. De ser así, los beneficios de dicho desarrollo pueden ser nulos para los grupos menos favorecidos de la población, si no entendemos que el grado de desigualdad existente en la sociedad es funcional a los grados de desigualdad futura. En este sentido las desigualdades preexistentes al interior de una sociedad y su disminución responden a un desafío, el de la inclusión social.


Hoy no es sólo la acumulación de riqueza, sino que también la concentración en el acceso al conocimiento, lo que estimula una creciente brecha y rápido distanciamiento socioeconómico: mientras unos están en la sociedad del conocimiento, otros están en la ignorancia; mientras unos están en la sociedad de la información, otros están en la desinformación; mientras unos están conectados, otros están desconectados; mientras unos son mano de obra calificada, otros son mano de obra no calificada, etc.


Para ello, crecer no sólo es importante sino que fundamental. Es necesario redistribuir riqueza y no pobreza. Por lo tanto, si el objetivo es disminuir las desigualdades y comenzar a decrecer la brecha entre los unos y los otros, se debe redistribuir la información y el conocimiento, cuyas carencias crean las condiciones de posibilidad para una pobreza globalizada.


Al futuro se llega por el conocimiento.



Las Políticas Públicas y las TICs

Cuando se habla de políticas públicas, lo usual es pensar en términos de combate a la pobreza, estrategias de empleo, manejo de la economía, entre otros; pero todo lo que refiere a las nuevas tecnologías, en particular las llamadas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TICs), no parece estar asociado a la adopción de lineamientos específicos por parte del Estado y sus órganos. Sin embargo, las TICs pueden estar al servicio del cumplimiento de metas para vencer el

sub desarrollo. En esta sociedad, la materia prima de la cual depende la economía ha pasado a ser

la información y el conocimiento generado a partir de ella.


Tratándose, entonces, de una política pública novedosa en cuanto a que hasta ahora no había tomado relevancia lo relativo a la incorporación de países en desarrollo a la Sociedad de la información, y considerando el impactante avance de las TICs, la pertinencia del tema resulta evidente, en tanto se ha hecho imprescindible adoptar políticas que pongan las nuevas tecnologías a disposición y servicio de grupos crecientes de la sociedad.


Dicha participación, en el caso chileno, se manifiesta de distintas maneras. Por una parte, en un sector como el de las telecomunicaciones, en manos de agentes privados, ha sido necesario que el Estado desempeñe un rol regulador de importancia, a través de un modelamiento de la industria para evitar fallos e ineficiencias de mercado. Asimismo, ha debido dotar el desarrollo de la industria de una batería jurídica apropiada, que permita desenvolverse con soltura en un mundo globalizado e interconectado.


Una segunda manifestación de la acción estatal dice relación con el desarrollo del gobierno electrónico. Viejos desafíos cobran hoy una vigencia impensada en la medida que se abren espacios de comunicación para la política de doble tránsito, es decir, desde la autoridad hacia el ciudadano y viceversa. Es menester que las personas, en su calidad de ciudadanos, ocupen estos espacios con el objetivo de marcar presencia y jugar un rol de interlocutores en el diálogo público. El objetivo debe ser romper con las privaciones que impone la acción política en un espacio reducido, para ampliar los ámbitos de acción ciudadana.


Un tercer aspecto a considerar, tiene que ver con la oferta de conectividad pública (acceso comunitario) impulsada por el Gobierno, a través de las distintas agencias públicas. De manera contraria, se estaría contribuyendo a incrementar los niveles de desigualdad entre los ciudadanos, que al no contar con un equipo con conexión a internet no podrían acceder a los beneficios del desarrollo de las plataformas de gobierno electrónico.


Crecer no sólo es importante, sino fundamental. Es necesario redistribuir riqueza y no pobreza. Por lo tanto, si el objetivo es disminuir las desigualdades y comenzar a decrecer la brecha entre los unos y los otros, se debe redistribuir la información y el conocimiento, cuyas carencias crean las condiciones de posibilidad para una pobreza globalizada.


La dinámica está dada por un incremento sostenido de la relación entre la vida de las personas y las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. En imperioso afrontar dicha relación con las capacidades y herramientas mínimas, que permitan entender y participar del mundo que nos tocará vivir en el futuro. Los ciudadanos del futuro contarán con mejores herramientas para reunir, procesar, almacenar y difundir la información y el conocimiento, y con ellas la posibilidad de tomar decisiones mejor informadas. La actitud receptiva a la innovación, en mentes atentas y preparadas para asimilar y dar sentido a los cambios tecnológicos, debiera ser la habilidad ha desarrollar; de esta manera se podrá influir en los procesos políticos, económicos y sociales de todo grupo humano embarcado en el ciclo que recién comienza.


La discusión del corto y largo plazo, también hay que hacerla. El impacto de las tecnologías, a lo menos, amerita una revisión de dichos conceptos y su vigencia tal como hasta hoy los conocemos.


La incorporación de TI puede no elevar el ingreso de las personas en el corto plazo pero sí aportarle elementos para entender algo más el mundo en que vivimos. La pobreza de entendimiento disminuye y con ella la brecha total. En este sentido, se puede afirmar que una persona digitalmente alfabetizada y entrenada para desenvolverse en un mundo en constante cambio y nuevos conocimientos, se encuentra mejor preparada para incrementar sus ingresos futuros.


En este nuevo entorno, el acceso a la tecnología es determinante para insertarse dentro de los flujos de información y la generación de conocimiento. El acceso a la tecnología y el grado de apropiación y sentido de uso que el usuario desarrolle, determinaran quien forma parte o no, de la Sociedad de la Información. Es tal la seriedad e impacto del tema de la apropiación, que toda la inversión en TI (infraestructura, gobierno electrónico, desarrollo de contenidos, etc.) puede no llegar a estar al servicio de los grupos más vulnerables si éstos no se encuentran oportunamente preparados para asumir dichos desafíos. De ser así, los beneficios de dicho desarrollo pueden ser nulos para los grupos menos favorecidos de la población, si no entendemos que el grado de desigualdad existente en la sociedad es funcional a los grados de desigualdad futura. En este sentido las desigualdades pre-existentes al interior de una sociedad y su disminución responden a un desafío, el de la inclusión social.


Análoga es la situación que enfrentan las empresas que participan de una economía abierta, como la de nuestro país. Los grados crecientes de competitividad harán necesario incrementar las inversiones en capital informacional, de manera que la competitividad de las organizaciones radique en la capacidad de generar conocimiento y aprender más rápido que la competencia, es así como el aprendizaje organizacional permanente será la única ventaja competitiva sostenible en el tiempo.



[1] 1 Economista, Magíster en Gobierno Electrónico. Miembro de la Escuela de Líderes “Generación Bicentenario” Fundación Chile 21

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