Reafirmamos nuestra voluntad y nuestro compromiso de construir una Sociedad de la Información centrada en la persona, abierta a todos y orientada al desarrollo, con arreglo a los objetivos y a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, el derecho Internacional y el multilateralismo, y respetando plenamente y apoyando la Declaración Universal de los Derechos humanos, a fin de que todos los pueblos del mundo puedan crear, consultar, utilizar y compartir la información y el conocimiento para alcanzar su pleno potencial y lograr las metas y los objetivos de desarrollo acordados internacionalmente, incluidos los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
La Sociedad de la Información
La Sociedad de la Información es un estado presente en nuestra realidad como país, y la podemos entender como aquel conjunto de relaciones que se constituyen sobre los medios digitales de transmisión de datos, donde participan múltiples actores como las empresas, las agencias públicas y por sobre todo las personas. Pero aun más que un conjunto de relaciones, es una nueva forma de organización de las relaciones sociales, que se constituye como una fase posterior a la sociedad post-industrial donde las personas adquirían bienes y servicios, ahora consumen, generan y comparten información.
“Internet se ha convertido en una de las formas de comunicación más importantes y eficientes; ha logrado llegar a más personas en poco tiempo, considerando que mientras que el teléfono necesitó casi 75 años para llegar a 50 millones de usuarios, la World Wide Web logró la misma proeza en tan sólo cuatro ”.
Este nuevo fenómeno que tiene en el mundo más de mil millones de personas conectadas a Internet nos trae a Chile con cerca de ocho millones de chilenos participando de la “red de redes” para el año recien pasado, pero mientras el 82,2% de estos usuarios pertenecen al ABC1, solo el 17,6% de los chilenos con menos recursos acceden eventualmente a esta red mundial de la información y del conocimiento.
Esta situación crea lo que se denomina la “Brecha Digital” que se transforma en una especie de subproducto en versión tecnológica de la tradicional brecha socio económica que afecta tan endémicamente a nuestras sociedades, compuesta por tres dimensiones a considerar; la brecha en el acceso a las redes de transmisión de datos, la brecha en el acceso a una educación de calidad en materia de tecnologías y la brecha en la generación y acceso a contenidos digitales relevantes para las personas.
• En Canadá y los Estados Unidos el 54,3% de la población tiene acceso a Internet, mientras que en América Latina y el Caribe solamente el 2% o 3% de la población tiene la oportunidad de acceder a la red. Banco Mundial, 2002.
• El 79% de los usuarios de Internet reside en los países de
• El gasto en TIC de las principales economías de América Latina y el Caribe se sitúa en el intervalo de 190 y 370 dólares per cápita, mientras que los países de América del Norte y Europa gastan entre 2000 y 3000 dólares. WITSA, 2002.
• Casi la quinta parte del 15% más rico de la población latinoamericana y caribeña ya tenía una conexión a Internet en el año 2000, lo cual contrasta con la tasa de conectividad regional de 3% en el mismo año. CEPAL, 2002
• La probabilidad de tener una computadora en el hogar es cinco veces mayor en el conjunto no indígena de la población que en los pueblos indígenas. CEPAL, 2002.
Esta realidad global de exclusión cotidiana de los bienes y servicios que genera la “Sociedad de
Luis Perez Prado
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